Desde 1950, una camada de líderes empresariales promovieron desde Sofofa un modelo económico centrado en los privados como motor de crecimiento del país. Y la eléctrica Enersis mostró en los 90 lo que podía hacer el impulso privado, internacionalizando su presencia a niveles inusuales para nuestra clase empresarial. Pero esta historia tuvo su contracara cuando Endesa España vino a comprarla en 1997: Fue la primera vez que el mercado de capitales chileno oyó hablar de los derechos de los accionistas minoritarios, debate ético que incomodó al mundo de la misma Sofofa y dividió aguas empresariales.

José Yuraszeck fue el rostro del grupo de 14 ejecutivos que controló el grupo eléctrico Enersis e impulsó su exitosa internacionalización. Los problemas vinieron cuando intentaron vender.
Por Sandra Radic
"Esta fue una pelea de calle como las de Plaza Italia, con lo que hubiera a mano”, grafica Sergio Undurraga al recordar la pelotera que un grupo de accionistas de una sociedad llamada Luz armó cuando una multinacional española ofreció pagar US$1.500 millones a 5 sociedades que tenían el control de la empresa eléctrica Enersis, en lo que se denominó la “Operación del Siglo”.
El anuncio de la operación revolucionó al mercado. Hasta ese momento, la venta más grande de una empresa había sido la del Banco Osorno por US$ 500 millones. A medida que corría el segundo semestre de 1997, el ánimo de los empresarios y altos ejecutivos de fondos de inversiones, administradoras de fondos de pensiones (AFP) y las compañías de seguros, entre otros, se fue caldeando. “Nosotros negociamos, pero fue a puñetes, patadas y por la prensa... Lo pasamos pésimo”, agrega Undurraga.
El problema que saltó casi de inmediato fue la diferencia de precio que unos accionistas lograban sobre otros. Si bien la operación era por US$ 1.500 millones, US$ 500 millones quedaban en los accionistas de la serie B que apenas tenían el 0,06% de estas sociedades conocidas como las “Chispas”.
Nosotros negociamos, pero fue a puñetes, patadas y por la prensa... Lo pasamos pésimoSergio UndurragaAccionista minoritario Enersis
¿Quiénes eran estos accionistas B? Catorce ejecutivos, pero siete de ellos se quedaban con gran parte de la venta: Luis Fernando Mackenna (presidente de Enersis), José Yuraszeck (gerente general de Enersis), Marcos Zylberberg (gerente general de Chilectra), Marcelo Brito (subgerente general de Enersis), Alfonso Torrealba (gerente general de Edesur), Eduardo Gardella (gerente contralor de Enersis) y Arsenio Molina (gerente de Desarrollo y Estudios de Enersis). Se mantenían, además, a cargo de Enesis y sus filiales, por otros 5 años, ya que en el acuerdo eran considerados“gestores clave”.
1997 fue el año en que la élite empresarial salió a la calle, con calculadora en mano, para exigir equidad de trato y la exigieron usando todos los medios posibles: prensa, juntas de accionistas, directorios, bolsa de comercio, organizaciones gremiales, autoridades de gobierno y parlamentarios. El modelo económico se sofisticaba y los grandes conglomerados internacionales veían las oportunidades de inversión del país, enfrentando a los empresarios chilenos a nuevos dilemas éticos que nuestra legislación no contemplaba. Después de eso, muchas cosas no volvieron a ser las mismas en el mercado chileno. Los accionistas minoritarios y las AFP comenzaron a ser tomados en cuenta en las nuevas adquisiciones y se empezó a hablar de ética en los negocios.
La buena estrella de Yuraszeck
Uno de los caídos fue José Yuraszeck, quien inició su carrera profesional en Aysén y luego se encumbró hasta la gerencia general de Chilectra Metropolitana (1984). Desde su cargo, lideró con éxito a los trabajadores que compraron acciones de esta empresa eléctrica estatal cuando se privatizó, organizándolos en sociedades, las llamadas Chispas, las cuales evolucionaron desde sociedades colectivas de trabajadores y sociedades de responsabilidad limitada a sociedades anónimas. La serie A se transaba en bolsa, en cambio la B (la de los 14 ejecutivos) —ínfima en términos de porcentaje, pero muy relevante al decidir quién era quién en cada empresa del holding, por ejemplo en sus los directorios—, se mantenía fuera del ruedo.
En los noventa, Yuraszeck y su grupo de ejecutivos internacionalizó Enersis (ex Chilectra Metropolitana), que nació como paraguas del resto de las compañías. Compró eléctricas en Argentina, Perú, Brasil, y Colombia. Entre 1990 y 1997 su valor de mercado creció de US$ 517 millones a US$ 4.951 millones.
El ingeniero civil de la Universidad de Chile era admirado y envidiado. Carlos Ominami, ministro de Economía bajo el gobierno de Aylwin, llegó a declarar: “Si hubiera habido un Yuraszeck en los años treinta, la Corfo no habría hecho Endesa”, es la cita que rescata Carlos Huneeus en “Democracia semisoberana”.
Las dos hambres que sació EE
El domingo 3 de agosto de 1997, Yuraszeck anunció que Endesa España (EE) compraría las 5 sociedades Chispas, y tomaría el control de Enersis (29,06% de las acciones). En esa época, nadie podía tener más del 32% de participación en la eléctrica y las Chispas, principalmente la serie B, hacían y deshacían en Enersis.

El equipo de ejecutivos de Endesa España que en 1997 se trasladaron al país a concretar la operación: Alfredo Llorente (a la izquierda de la foto) y Rafael Miranda (al centro).
Además, el gigante español se comprometía a crecer en América Latina vía Enersis. También, los accionistas que vendieran Chispas a los españoles podrían acceder a precio preferente al 5% de EE que estaba en vías de privatización, con un tope de 10%: Se vendía abajo y se compraba arriba, quedando Yuraszek sentado en el directorio de la española y si superaban el 4% de la propiedad, ingresaba el segundo hombre fuerte de los ejecutivos, Marcos Zylberberg. A Yuraszeck le llamaron el “zar de la electricidad”.
En el fondo, se juntaron dos hambres. El hambre por América Latina del equipo de EE que asumió en febrero de 1997. “La alianza con Enersis demuestra que en seis meses hemos logrado hacer lo que estaba previsto en tres años”, explicó el consejero delegado de Endesa España, Rafael Miranda, a El Mercurio. En tanto que Yurazseck y sus ejecutivos encontraron la fórmula para jinetear la expansión de Enersis por 5 años más, ganar dinero e influir decisivamente en el directorio de EE.
Diez años después del escándalo de la “Operación del Siglo”, en 2007, Yuraszeck reflexionó en El Mercurio: “Nuestro éxito fue dejando heridos en el camino, y no lo percibimos a tiempo”.
¡Los números no cuadran!
Sergio Undurraga conocía perfectamente a Yuraszeck y Zylberberg. Fue uno de los primeros accionistas de las Chispas, formó parte del directorio de Enersis e integraba el directorio de Chilectra. Hacía cuatro años que comandaba Moneda Asset Management, empresa dedicada a la administración de cuentas por terceros junto con Antonio Cruz y Pablo Echeverría.
Los fondos de Moneda tenían acciones Chispas y cuando analizaron la oferta española se dieron cuenta que la serie A ganaría 750 veces más que la B por acción. Además, en la serie A, la oferta discriminaba entre accionistas empleados y los que no lo eran, ofreciéndole un mejor precio a los trabajadores.
Esos dos aspectos eran evidentes. Había que ser más refinado para concluir que a los accionistas de las Chispas les convenía vender directamente acciones de Enersis a Endesa España y no que los españoles compraran las Chispas. Si bien los españoles ofrecían un premio 40% superior al valor transado de las acciones Chispas por la serie A, “no nos pagaban lo que económicamente valía la compañía (Enersis)”, dice Undurraga. El que hizo los números fue Pablo Echeverría.
Después de anunciada la OPA, Sergio habló por teléfono con Marcos Zylberberg —quien también era presidente de Luz— y le pidió que le explicara la operación (….) Zylberberg trató tan mal a Sergio que éste me dijo: Échale una mirada a los estatutos de las compañíasPedro Pablo GutiérrezAbogado de accionistas minoritarios
“Después de anunciada la OPA, Sergio habló por teléfono con Marcos Zylberberg —quien también era presidente de Luz— y le pidió que le explicara la operación (….) Zylberberg trató tan mal a Sergio que éste me dijo: Échale una mirada a los estatutos de las compañías”, relata Pedro Pablo Gutiérrez, quien en ese tiempo era socio de Carey y Cía.
A primera vista, los estatutos de las cinco sociedades Chispas eran iguales. “Estuvimos un par de horas con los estatutos desplegados sobre la mesa. No tenía idea qué mirar ni qué buscar. Ellos tenían la mayoría, controlaban la serie B, no había forma de meternos en la serie B… Y cuando me voy parando de la mesa, me doy cuenta que el párrafo de preferencias de la serie B en la sociedad Luz es más breve que en las otras escrituras. Me siento nuevamente y ahí estaba”, recuerda entusiasmado Gutiérrez. En Luz, la serie B tenía atribuciones más acotadas y la suerte estaba de su parte porque Moneda tenía la mayoría de las acciones allí.
Hubo reuniones formales e informales con Yuraszeck, con Zylberberg y también con Alfredo Llorente, director general de Endesa España Internacional. Pero se encontraron con una “intransigencia total”, explica Undurraga. EE continuó con el plan trazado. El 18 de agosto abrió la Oferta Pública de Acciones (OPA) de Elesur —filial de Endesa España— por las sociedades Chispas, la que terminaba a fin de mes.
Su objetivo era adquirir el 66,67% de cuatro Chispas y el 50,1% de Luz que después ampliaron a todos los títulos disponibles.
“Lo económico era la forma de visibilizar un problema ético”
“Tengo en la memoria esos días en las oficinas de Moneda —en El Bosque—, discutiendo cuáles eran las alternativas, qué podíamos hacer y con quiénes contábamos”, dice Undurraga. Fueron claves en estas lides Pedro Pablo Gutiérrez, Antonio Cruz y Pablo Echeverría. En dos días y medio levantaron una estrategia: llamarían a junta extraordinaria de accionistas de Luz para vender directamente el 2,86% que Luz poseía de Enersis. En vez de los $490 por acción que ofrecía EE por Luz, apuntaban a conseguir $800 por acción, pero de Enersis.
Decididos a dar la pelea, Undurraga llamó a Eugenio Tironi: “El tema económico era la forma de visibilizar un problema ético. El precio que le pagaron a los accionistas era de mercado, pero lo que no tenía lógica era el precio pagado a los controladores”, afirma Tironi.
Consiguieron finalmente que el 29,6% de los accionistas solicitara una junta extraordinaria y abrieron el 21 de agosto un poder de compra en Chile Market, ofreciendo $30 más por acciones de Luz que lo ofertado por los españoles. La operación que idearon fue exitosa, porque a diferencia de las otras cuatro Chispas donde Endesa España consiguió en la OPA el 91% de la propiedad, en Luz sólo logró el 21,6%.

Marcos Zylberberg (de pie) y Luis Fernando Mackenna fueron parte del núcleo de ejecutivos que acordó la venta con importantes premios. En la oficina de este último incluso se visaron los contratos polémicos.
La junta extraodinaria de Luz se citó en medio de las Fiestas Patrias. Ese 20 de septiembre el 62,4% de las acciones aprobó la venta de los papeles de Enersis (eran el 90% de los activos de esa sociedad).
Las dudas de la Sofofa
El malestar empresarial se hizo evidente en dos encuentros que se realizaron días después de que Luz les doblara la mano a los ejecutivos clave. El 24 de septiembre de 1997, Felipe Lamarca en su calidad de presidente de Sofofa puso sobre la mesa del Consejo la “Operación del Siglo”.
Yuraszeck relataría a La Segunda que Lamarca habría dicho que “él conocía la operación y que no tenía reparos; y que consideraba que no era papel del Consejo analizar los negocios de consejeros de la sociedad”. Algunos influyentes como Fernando Agüero, Carlos Vicuña y Eugenio Heiremans indicaron que no hallaban pertinente tratar el tema: era una operación legal y entre privados. Otros querían oír a Yuraszeck. Lamarca determinó finalmente que el asunto se trataría.
Estoy dispuesto a explicar la situación, pero no a dar explicacionesJosé YuraszeckConsejo de Sofofa
El consejero Yuraszeck advirtió a sus pares: “Estoy dispuesto a explicar la operación, pero no a dar explicaciones” y expuso durante 15 minutos, consignó La Segunda. Luego vino la ronda de preguntas que apuntaron a la diferencia de precio; a la doble militancia de los ejecutivos clave (como accionistas y directores de las Chispas); y a la preocupación existente por el deterioro de la imagen pública de los empresarios.
Hubo muchos “se dice” o “se comenta” que molestaron a Yuraszeck, quien comenzó a preguntar uno a uno si estaban de acuerdo con lo que habían escuchado. “Casi todos guardaron silencio, con la excepción del presidente de Chilgener, Bruno Philippi”, reprodujo revista Qué Pasa. El hizo 12 preguntas y la conversación se salió de cauce ante un Lamarca impertérrito.
Algunos indicaron a Qué Pasa que Yuraszeck le dio “un pase” a Philippi al argumentar que la operación se había según las leyes chilenas y que en otros países hay normas que acá no existen como el aborto. Ante estas palabras, Philippi replicó que lo importante era la postura que se tenía sobre el aborto, sin importar dónde, ya que “si en España estuviera permitido el aborto, entonces llevaría a su señora a ese país para hacerle uno”, le espetó. Yuraszeck consideró que Philippi había tenido una actitud violenta e irrespetuosa y así lo dijo en La Segunda.
Los jóvenes hicieron lo que los viejos no se atrevieron
Pese a la intensidad que iba cobrando la polémica, Sofofa rehuyó cualquier definición pública. Un mes después, Lamarca —poco dado a las medias tintas— señaló con cautela a La Segunda: “Nos preocupa un tema que afecta nuestro quehacer e imagen, pero está en pleno desarrollo y es poco prudente y justo juzgar ahora”.
No ocurrió lo mismo en Generación Empresarial, organización de ejecutivos jóvenes y católicos que había organizado una serie de foros revisando los siete pecados capitales en los negocios durante 1997. Tenía agendado un encuentro con Yuraszeck dos días después del de la Sofofa.
Su presidente era Pablo Zalaquett (34): “Recibimos mucha presión de consejeros y no consejeros que era gente muy influyente —a la que no individualiza— de que lo invitáramos, porque era miembro de nuestro consejo asesor. Llamé a José Yuraszeck por teléfono y nos recibió dos o tres días después”, cuenta hoy Zalaquett.
Tras ese almuerzo quedó sellado el compromiso para el 26 de septiembre. Esa mañana ya se olía que éste no sería el típico encuentro de Generación Empresarial. Había demasiados peces gordos en la audiencia. Yuraszeck habló 30 minutos y dio el pase a las preguntas diciendo: “Esta es una operación donde no hay nada que no se pueda preguntar”, publicó La Segunda.

La Segunda recogió el debate en Generación Empresarial: El precio del control fue parte esencial de las dudas de los empresarios expresadas a Yuaszeck.
De acuerdo a El Mercurio, Arturo Mackenna, gerente general de Empresas CMPC y que años después saldría de la compañía debido al escándalo de la colusión del papel higiénico, fue uno de los más activos. “Me pregunto si esa distribución de las platas que los españoles estuvieron dispuestos a pagar por el 30% de las acciones de Enersis, fue justa. Y por justo entiendo dar a cada uno lo que pertenece. Si esos US$ 500 millones otorgados como precio a la serie B por este mecanismo, tienen un respaldo de servicios verdaderamente prestados a las Chispas”.
Yuraszeck contestó: “Es el precio del control. ¿Cuánto vale el control? No hay una regla que exista (…) Nosotros consideramos que era lo justo y por eso vendimos. Si no, no hubiéramos vendido”.
El ex ministro de Economía y de Hacienda durante la dictadura, Sergio de Castro, aplicó la lógica: “Para Endesa España no valían nada las acciones B sin las A, y las A sin las B. (…) si la venta de una serie era condicionada a la otra, me parece que el valor de venta debería haberse conversado entre ambas partes”.
Yuraszeck argumentó que el mecanismo elegido “era prácticamente una junta de accionistas, ya que libremente la serie A podía vender o no”.
Mackenna se fue contra este punto también: “¿Hasta qué punto el empleado serie A tiene la autonomía respecto a la autoridad, de su jefe serie B, para decidir libremente?
En tanto que Ramón Aboitiz, de Sigdo Koppers, volvió al punto del “cuánto”: “Tiene importancia el procedimiento que se utiliza para definirlo, porque de hecho si se hubieran puesto de acuerdo nadie habría cuestionado “el cuánto””.
Una semana después, el directorio de Generación Empresarial concluyó: “Lo prudente habría sido inhibirse, dada su condición de ejecutivos de Enersis, de directores de las sociedades Chispas y de propietarios de las acciones de la serie B de las Chispas”. Firmaban: Pablo Zalaquett y los directores Marcelo Cox, Juan Carlos Eyzaguirre, Rodrigo Garib, Juan Manuel Gutiérrez, Jorge McKay y Roberto Piriz.
Los jóvenes hicieron lo que los viejos no se atrevieron a hacer, señaló una fuente de la Sofofa, citada por Qué Pasa. “La reunión de Generación Empresarial fue clave”, recuerda Tironi. “Ahí se produjo, nada menos, que la condena de los Legionarios de Cristo. Que se llevara el tema a la Sofofa implicaba que la “casta” estaba nerviosa.
Pero cuando el tema se trató en Generación Empresarial significaba que el “Vaticano” también”.
Acuerdos desconocidos
El 6 de octubre, el mercado quedó atónito cuando leyó en el Diario Financiero una nota que hablaba de unos contratos que habían aparecido en la Securities and Exchange Commission (SEC). EE los ingresó apenas tomó el control de las Chispas el 5 septiembre.
Lo prudente habría sido inhibirse, dada su condición de ejecutivos de Enersis, de directores de las sociedades Chispas y de propietarios de las acciones de la serie B de las ChispasDirectorioGeneración Empresarial
EE informó a la SEC que a esa fecha había desembolsado US$ 1.108 millones, pero el monto se elevaría a US$ 1.365 millones, debido al pago adicional a los ejecutivos clave por el cumplimiento de metas financieras por parte de Enersis y a la mantención del control de Enersis y sus subsidiarias por parte de las Chispas, o sea, Endesa España.
Los nervios del mercado y de los inversionistas se crisparon. Se habló derechamente de conflictos de interés y a los anexos que involucraban los acuerdos privados las llamaron “cláusulas secretas”. “En este tipo de guerras, uno le pone nombre a las cosas y una vez que quedan bautizadas, ya no hay cómo sacárselas de encima”, señala Pedro Pablo Gutiérrez.
De ahí en adelante, vino la debacle. El 14 de octubre, el directorio de Enersis declaró que Yuraszeck “se excedió en las atribuciones conferidas para negociar un acuerdo de alianza estratégica con EE”. Tres días después, los españoles informaron a las autoridades de gobierno que asumirían directamente las inversiones en el país.
La despedida nunca antes vista
El 22 de octubre, José Yuraszeck dejó la gerencia general de Enersis. Los empleados que coparon los tres pisos del edificio de Santo Domingo Nº789, le gritaban que no se fuera.
“La mayoría del directorio ha decidido revocar mi designación como gerente general —leyó un emocionado Yuraszeck—. Parto con la tranquilidad que me da el haber actuado con la mayor rectitud y seriedad (…) Puede que en el camino haya cometido errores porque nadie está exento de ellos, puede que haya herido a alguien, pero nunca fue esa mi intención, en todo caso les pido públicamente que acepten mis disculpas”.
El divorcio de EE con Yuraszeck y los seis ejecutivos clave fue absoluto. Traspasaron el 49% de las acciones serie B que les quedaba a un valor de $35,9 millones, mucho menor que los US$256 millones prometidos originalmente. Meses después, Marcos Zylberberg aclaró las cifras recibidas en Qué Pasa. Los gestores clave obtuvieron por la venta de sus acciones serie A, la suma de US$ 90,9 millones y por la venta de la serie B, US$ 241,2 millones. En total, recibieron US$ 332,1 millones antes de impuestos. En tanto que los gestores no claves que tenían sólo acciones serie B se adjudicaron US$ 44 millones antes de impuestos. El Fisco cobró US$ 42,1 millones en impuestos.
Ya cuando no había nada que perder y sin mediar mayor explicación, Sofofa solicitó la renuncia a José Yuraszeck. En una votación con más de 50 miembros y bajo cargos de violar el código de ética de la entidad y enlodar la actividad empresarial, se aprobó pedir la expulsión del ex gerente general de Enersis. Este acuerdo inaúdito en el historial del gremio se produjo recién el miércoles 26 de noviembre.
Coincidentemente Yuraszeck había mandado su carta de renuncia esa mañana.
EE se arregla con Luz y Piñera
Se avecinaban las elecciones de nuevo directorio de Enersis a fines de noviembre y Endesa España necesitaba los votos de la “chispa rebelde”. Las negociaciones que habían estado trancadas, tomaron ritmo y el 19 de noviembre llegaron a acuerdo. Los amotinados aplaudieron satisfechos:les pagarían en torno a $700 por acción de Enersis y no los $490 ofertados originalmente por Luz.
La felicidad eso sí no fue completa. Aparecieron accionistas de último momento en Luz con el 8% de los papeles. José Cox, mano derecha del entonces senador de Renovación Nacional, Sebastián Piñera, había acordado canjear las acciones de Los Almendros que Bancard (Piñera) e Illigue(Cox) se negaron a vender en la OPA por acciones de Luz.
Con estas dos negociaciones paralelas, EE sacó del camino a dos importantes adversarios: los rebeldes de Luz y al senador-empresario.
Los cambios que vinieron
Hasta el Caso Chispas, los empresarios se mostraban como una unidad monolítica que peleaba por sus intereses corporativos. Después de 1997, se hizo evidente que al interior de la élite empresarial hay facciones y que pueden ser muy descarnadas a la hora de enfrentar sus discrepancias, reflexiona Eugenio Tironi.

El caso siguió investigándose en la justicia, donde finalmente se validaron las multas aplicadas por la Suerintendencia de Valores y Seguros.
Discrepancias que se siguieron exponiendo más como opiniones personales de ciertos empresarios y no como posturas gremiales. Así ocurrió en los primeros casos de colusión de la década inicial del siglo XXI, donde los gremios empresariales optaron por la comodidad de dejar el fallo a los tribunales de justicia y no tomar cartas en el asunto de mutuo propio.
Donde sí se movieron las piezas fue en el mercado de capitales. “Creamos la necesidad de un manejo más profesional del mercado de capitales. La Ley de Oferta Pública de Acciones (OPA) fue consecuencia de todo esto”, dice Undurraga. “También que fue muy revolucionario el peso que cobraron los accionistas minoritarios”.
Tironi observa además que “después de las Chispas, las AFP quedaron muy sensibles y casi por defecto se opusieron a cualquier operación encabezada por el accionista mayoritario , partían de la premisa que perjudicaría a los minoritarios”.
En 2005, la Corte Suprema falló a favor de la Superintendencia de Valores que multó en US$ 60 millones a los gestores clave en noviembre de 1997 por conflictos de interés. Los ex ejecutivos pagaron un mes después del fallo, con la excepción de la sucesión de Luis Fernando Mackenna que siguió litigando hasta 2015.